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Las estrellas vampiro atacan de nuevo

Hace ya algunos años que los astrónomos descubrieron que el Universo se expande de forma acelerada. Es un fenómeno que se detectó gracias a unas grandes explosiones estelares: las llamadas supernovas de tipo Ia. Ahora, por primera vez, se han logrado imágenes de lo que se conoce como una estrella vampiro, que podría estar en el origen de una de estas insólitas explosiones, tan importantes para llegar a saber qué es la misteriosa energía oscura que empuja en esa expansión cósmica.

Los astrónomos utilizaron el Very Large Telescope (VLT), de 8,2 metros de diámetro, que el Observatorio Europeo Austral tiene en Paranal (Chile). Gracias a este instrumento, lograron captar diferentes momentos de lo que es una explosión en una enana blanca que está engullendo parte de la masa de una compañera, razón por la cual se la llama vampiro. Se trata de la V445, que se encuentra en la constelación Puppis (la Popa) de la Vía Láctea, a unos 25.000 años luz del Sol.

Fue en el año 2017 cuando, según observaron los astrónomos, sufrió una explosión tras engullir, debido a las fuerzas gravitatorias, parte de la materia de su estrella vecina. Ese fenómeno provocó que generara un brillo que, según los expertos, la convierte en una clara candidata a ser una precursora de una supernova de tipo A.


«Este tipo de supernovas son importantes. Se caracterizan por tener siempre el mismo brillo, debido a que colapsan siempre con una masa determinada (1,38 masas solares) y, además, porque no tienen hidrógeno. Por ello se utilizan para medir las distancias [si se ve menos luminosidad es que está más lejos]en procesos como la expansión del Universo», explica Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional.

Su colega Patrick Woudt, de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), y autor del trabajo que se publica en Astrophysical Journal, reconoce que es un problema no saber qué tipos de sistemas estelares explotan como supernovas del tipo Ia, y por ello mostró tanto interés en esta enana blanca en la que, como ocurre en ellas, no hay hidrógeno. «Además, la estrella compañera de la V445 Puppis encaja muy bien porque tampoco lo tiene y, en cambio, vierte helio sobre la enana blanca», añade.


Los astrónomos pudieron ver el estallido, que la hizo 250 veces más brillante, gracias a la óptica adaptativa que tiene el VLT , que permite anular el efecto distorsionador de la atmósfera terrestre, como si fuera un telescopio espacial. Durante dos años siguieron captando imágenes, donde se observa cómo los extremos de V445 se mueven a 30 millones de kilómetros por hora y un grueso disco de polvo (producido, quizás, durante la explosión) oscurece las dos estrellas centrales. «Es increíble que se pueda ver a escalas tan pequeñas (como un euro a 40 kilómetros de distancia)», reconoce el británico Danny Steeghs.

Aún no se sabe si V445, una vez que vampirice toda la materia de su compañera, explotará. Si la acumula en su superficie pero se producen miniexplosiones, los expertos dicen que quizá pierda parte de esa masa por el espacio y, entonces, no llegue nunca a ser una supernova del tipo A.
De momento, se sabe que es 10.000 veces más brillante que el Sol y ya está al borde de su límite, mientras sigue alimentandose de masa ajena. «Sería fantástico que pudiésemos concluir que V445 Puppis desemboque en una supernova de tipo Ia. Comprender bien estas supernovas, fundamentales en el estudio de la expansión del Universo, podría ayudar a descifrar la causa de su aceleración, uno de los mayores enigmas de la astrofísica contemporánea», concluye Bachiller. De momento habrá que esperar para comprobar si se desvela el misterio.

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