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La estabilidad de las compañías la pagan cara

La amenaza de un rescate, la crisis de deuda soberana y la prima de riesgo en niveles históricos pesaron mucho el año pasado en el mercado español. En este escenario, la elevada volatilidad, el difícil acceso a la financiación y la incertidumbre generalizada marcaron el ejercicio.

No es de extrañar que el mercado español de préstamos cayera el año pasado. Si se contabiliza el sindicado de 30.000 millones de euros del Fondo Español para la Financiación del Pago a Proveedores (FFPP) -que supone el 46% del volumen movido en 2012, según Dealogic- la financiación vía préstamos creció en nuestro país un 34% el pasado año. Sin embargo, si no se tiene en cuenta el efecto de esta gran operación, el mercado habría caído un 36%, respecto al volumen de 2011 y un 62%, con relación a los niveles de 2010.

Los expertos de ING ponen de manifiesto que este caldo de cultivo afectó al apetito bancario para firmar nuevas operaciones, especialmente por parte de bancos internacionales. No obstante, los préstamos de calidad encontraron respaldo, aunque los bancos tuvieron que afrontar amplios diferenciales.

Carlos Soriano, responsable de Sindicados de Société Générale, señala que el año pasado se caracterizó por la ausencia de operaciones de M&A y de financiación de infraestructuras, predominando las operaciones de financiación corporativa. Christopher Weaver, director del Mercado de Préstamos de RBS, coincide en que no se han sucedido grandes adquisiciones, por lo que la actividad se ha centrado en refinanciaciones de deuda existente, especialmente de compañías del sector eléctrico, firmas de telecomunicaciones y constructoras. Se han estudiado especialmente operaciones firmadas entre 2007 y 2008 a cinco años, en el pico expansivo de la liquidez bancaria. "Ahora se han revisado y ha habido dificultades para cerrar los préstamos", recuerda Weaver.

Desde HSBC señalan que han sido frecuentes operaciones con vencimiento a tres años, aunque en casos se ha llegado a cinco. En Banco Sabadell indican que la situación macroeconómica, y la específica del mercado de sindicados, ha desembocado en un alargamiento del periodo de maduración de las operaciones. Asimismo, ponen de manifiesto que en 2012 se redujo el número de entidades participantes, tanto por el escaso apetito de la banca extranjera por las operaciones en España, como por la reestructuración del sistema financiero nacional. Desde RBS consideran significativo el impacto del proceso de consolidación de las cajas, que ha derivado en un menor número de entidades dispuestas a prestar. En BNP Paribas recuerdan que esto ha supuesto una escasez de liquidez para proyectos.

Con todo, desde BBVA afirman que las empresas españolas han logrado refinanciar su deuda bancaria, cerrando operaciones a plazos más largos y pagando más para garantizar su estabilidad financiera durante periodos más largos de tiempo. La banca espera un 2013 más tranquilo, pues las firmas ya han anticipado sus vencimientos futuros, y desea la llegada de dinero nuevo al mercado.

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