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Repsol y la marrana argentina

La decisión del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner de nacionalizar YPF, la filial petrolera de Repsol, ha levantado una oleada de reacciones a ambos lados del Atlántico desde los más diversos sectores. Y, por supuesto, no podía ser ajeno el mundo de la cultura, que tantos puentes tiende especialmente gracias a los numerosos creadores argentinos residentes en España. Los viajes de ida y vuelta entre los dos países hacen que muchos de ellos se sientan tanto argentinos como españoles, de modo que sus opiniones no están exentas de sentimientos cruzados. El debate está vivo, como reflejan la calle y las redes sociales. 

Daniel Freire (actor). «Los países tienen derecho a recuperar su soberanía sobre las materias primas extraídas de su suelo y creo que anteriores gobernantes actuaron en la venta de esos derechos de explotación de forma oscura. Por otra parte, los intereses de Repsol no creo que sean los de los españoles. Pero que un país salga a defender con esa fuerza la opinión de una empresa multinacional sin dar opción a que el otro Gobierno se explique me parece apresurado. Pese a todo, no creo que esto afecte en demasía a nuestras relaciones culturales. Habrá un primer momento en el que quizá sea un poco duro y habrá temor en los dos lados, pero no creo que llegue la sangre al río». 
Jorge Eines (director teatral). «Me parecen dos movimientos de dos gobiernos equilibrados desde el punto de vista de lo que no hay que hacer. Las formas ocultan en ambos casos la validez de los contenidos. Puedo discernir la importancia que tiene para Argentina disponer de lo que está en su subsuelo. Luego aparece una expropiación que se realiza de una manera rara, y la respuesta de España ha sido francamente equivocada, en cuanto a cómo proceder desde el punto de vista diplomático. No está claro qué intereses tienen. En este desencuentro de dos gobiernos, permanecemos extrañados los que creemos que la cultura social tiene un peso mucho más fundente que la cultura de las empresas.»

Juan Diego Botto (actor). «No conozco el tema con suficiente profundidad para dar una opinión solvente e informada. Lo que sí creo es que, por muy grave que sea lo ocurrido, una relación de años entre dos países no puede verse afectada por un simple incidente. Es absurdo. En cualquier caso, llegué a España cuando tenía tres años. Digamos que no me siento capaz de hablar como argentino de lo ocurrido». 

Horacio Vázquez-Rial (escritor). «Es un movimiento de Cristina para reafirmar sus huestes que en caja en un proceso difícil para España porque contribuye a rebajar su crédito. No derramaría ni una sola gota de sangre a favor de una posición u otra. Pero tengo mis serias dudas de que el Estado español deba hacerse cargo de la representación de una empresa privada. No estoy de acuerdo en que un estado salga al rescate de una empresa privada». 

Rubi (cantante). «Este debate que se ha originado es una cuestión de negocios entre el Gobierno argentino y una empresa multinacional. A mis queridos pueblos argentino y español nos une la cultura y el arte y sentimientos cercanos; yo seguiré trabajando para que esa unidad se fortalezca». 

Alejo Stivel (cantante). «Me considero tan español como argentino. Y soy cero nacionalista. Entiendo los recursos naturales de un país como un derecho inalienable. Es como si España hubiera vendido la arena de las playas de la Comunidad Valenciana, a una empresa argentina, para que se lleve todos los beneficios del turismo. A la inversa, pienso que los españoles estaríamos de acuerdo en que su gobierno adoptara una medida que recuperase nuestro patrimonio natural irrenunciable». 

Topacio Fresh (galerista). «He leído que no es un buen negocio para Argentina. Pero yo no lo veo tan mal. Creo que los recursos naturales tienen que pertenecer al país. Si esto va a servir para que Argentina vaya a mejor, pues enhorabuena, pero pienso que no va a ser así. No me parece justo que el crudo argentino salga del país, aunque los modos que ha empleado Kirchner no son los adecuados. Vino de la Cumbre de las Américas y al día siguiente lo dijo». 

Marcos-Ricardo Barnatán (escritor). «La nacionalización de YPF es una acción soberana de la República Argentina. De lo que estoy en contra es de transformar esto en una guerra entre argentinos y españoles. Repsol no es España, es una multinacional, y tiene sus propios abogados, muy buenos, para defenderse por sí sola. Argentina tiene su parlamento. No es sólo una decisión de Kirchner, sino del partido político en el poder y de gran parte de la oposición». 

Andy Chango (cantante). «En mis relaciones culturales con España no va a influir en nada esta decisión. No estoy ni de acuerdo ni en desacuerdo, simplemente todos los manejos que hacen los políticos y las empresas me parecen funestos, estafadores todos ellos y manipuladores; que se arreglen entre ellos. Lo preocupante es que cuando alguna de estas cosas mal hechas, me da igual del lado que sea, perjudiquen a la gente». 

Mario Muchnik (escritor y editor). «Lo sucedido con Repsol YPF es bastante extraordinario. Cristina Fernández de Kirchner sigue siendo una peronista y actúa como tal. En Argentina, Repsol se había comprometido a desarrollar una explotación petrólera que favoreciese a los argentinos, ya que estaba beneficiándose de sus riquezas naturales. Y, sin embargo, durante mucho tiempo Argentina ha tenido que comprar fuera su combustible, y más caro». 

Alejandro Corujeira (pintor). «Nuestra Constitución establece la posibilidad de revocar la privatización de empresas que fueron públicas, porlo que estamos en nuestro derecho. Otra cosa son las formas que se han seguido. Me extrañaron los comentarios de los ministros españoles de Exteriores y de Industria. Fueron desafortunados. Y nadie ha dicho, aunque sí se ha publicado en algún diario, que Repsol estuvo cinco años negociando con una petrolera china para que participara en YPF. Entiendo que Argentina se ha aprovechado de la fragilidad actual de España, asolada de problemas». 

Miguel Ángel Solá (actor y director). 
«Lo entendería [la nacionalización de Repsol] si en la venta a manos privadas de tan importante empresa nacional se hubiera detectado algo fraudulento. La verdad sea dicha: las privatizaciones de YPF, Aerolíneas Argentinas, Gas del Estado, Obras Sanitarias, Entel y Ferrocarriles del Estado siempre me han olido mal. Desgraciadamente en casi todas ellas hubo tratos entre un gobierno argentino altamente corrupto y empresarios españoles que elogiaban ese modo de ser». «En cuanto a la cultura... Los intercambios culturales son bastante pocos ya y no afectan en nada a las economías de los dos países. Son casi sarcasmos. Si se toman represalias en ese sector, entonces no es nada serio. Si las represalias afectaran al fútbol, entonces sí creería que el pan tiene miga. Pero eso es intocable». 

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